30 mayo 2011

Schumann, Sinfonia nº 4



La cuarta sinfonía constituye la cúspide de la obra sinfónica de Schumann. Su carácter, de acusada melancolía aunque enérgico, está ya definido en la lenta introducción. El tema principal, semejante a un arabesco, es de un admirable atrevimiento, presentándose como una figura que se eleva, para descender a continuación, en una dinámica ondulante que domina todo el primer movimiento y del que dependen los numerosos motivos secundarios. La atmósfera exaltada de la conclusión, en modo Mayor, es interrumpida súbitamente por un acorde en Re Menor que da entrada a una melancólica romanza.

Esta obra comparte con algunas futuras sinfonías de Bruckner la particularidad de existir en dos versiones. A principios de 1841 Schumann compuso su sinfonía nº 1 "Primavera" y unos meses más tarde la segunda, que se estrenó el 6 de diciembre en Leipzig. Una posterior revisión de esta obra, nuevamente instrumentada, fue ofrecida por primera vez al público de Düsseldorf como "Cuarta Sinfonía" doce años más tarde, en 1853.

Schumann prefería la segunda versión por varias razones. Además de una profunda re-orquestación, revisó la estructura de forma particularmente efectiva para enfatizar la relación de las distintas partes: así, borró el coral de metales que iniciaba el tercer movimiento y reformó las transiciones de la sección Lebhaft del primer movimiento y el finale. En una carta del 3 de mayo de 1853 a Johannes Verhust, se refería a la versión revisada como "mejor y más efectiva".



Clara Schumann trató en vano evitar que Brahms publicara la partitura de 1841

Clara Schumann escribió posteriormente en la primera página de la partitura -tal y como se publicó en 1881 como parte de las obras completas de su marido (Robert Schumanns Werke, Herausgegeben von Clara Schumann, publicado por Breitkopf und Härtel)- que la sinfonía fue apenas esbozada en 1841 y que sólo fue orquestada completamente en 1851. Sin embargo esto no era cierto, y Johannes Brahms que tenía en mucha mejor estima la versión original, consiguió que fuera publicada en 1891, a pesar de las enérgicas objeciones de Clara.
No sólo Brahms, sinó también otras personas como el prestigioso crítico musical Sir Donald Francis Tovey y el biógrafo de Schumann Peter Ostwald tenían preferencia por la primera versión. Este último comentaba que la original era "más ligera y transparente en su textura". La sinfonía de 1841 se sigue interpretando en ocasiones y existen grabaciones de la misma, aunque la revisada de 1853 se ha impuesto por méritos propios y es la que goza del mayor favor de público y críticos.

Históricamente fue un logro de importancia crucial en la evolución de la forma sinfónica pues lo que hizo Schumann en su obra fue recoger, digamos, el testigo que Beethoven había dejado en su magnífica Quinta Sinfonía. La unificación de los movimientos de la Cuarta, puede ser considerado a través del prisma retrospectivo del tiempo, como un nexo de unión entre Beethoven y la música moderna.



En este edificio de Dusseldorf vivieron los Schumann en 1853

Nadie se ha apercibido de esto con mayor agudeza que Alfred Frankenstein, profesor, crítico de arte y música norteamericano. En su penetrante análisis de la obra, en principio, describe los pasos experimentales de Beethoven en la Sinfonía en Do menor, como por ejemplo los pasajes enlazados del tercero y cuarto movimientos, y la repetición al final de una gran parte del Scherzo.

Entonces enumera las adaptaciones e innovaciones introducidas por Schumann de la forma siguiente: La reaparición del tema inicial, intacto y al propio tiempo alterado en el segundo y tercer movimientos, igual que realizó Beethoven; la reaparición al final de diverso material tomado del movimiento inicial; el nexo de los dos últimos movimientos con un pasaje de enlace similar al de Beethoven; La supresión de las pausas entre movimientos, con indicación expresa, de forma tal que la obra sea presentada en forma continuada, aunque el primero y segundo movimientos tengan un auténtico final; la forma en gran parte regular y de sonata del movimiento inicial con la omisión de una recapitulación, sugiriendo que el movimiento no significa una entidad sino más bien una parte integral de toda la obra.

En otras palabras, Frankenstein concluye, que Schumann se enfrenta aquí al hecho de que tan pronto como se empiezan a unificar los cuatro movimientos de una sinfonía, los mismos empiezan a perder su identidad y a elevarse en una estructura unitaria. No es accidental que al mismo tiempo, Franz Liszt estuviera escribiendo sus conciertos y poemas en un solo movimiento subdivididos en selección de contrastes; el resultado final de esta filosofía formal es la sinfonía de un movimiento, organizada más intrincada e íntegramente, como la Séptima de Sibelius o la Tercera de Rey Harris, por citar solo dos ejemplos.



Dusseldorf Benrath Castle Park


El tema de la introducción, Vivace, es elaborado con sonoridad creciente, llevando los violines la parte principal. Hablando en sentido estricto, no hay un segundo tema, a menos que se considere un pasaje en Fa mayor interpretado por los violines en ritmo descendiente. La primera parte del movimiento está marcada como bastante lenta.
El segundo movimiento, Romanze, también señalado como bastante lento se presenta en La menor. El solo de oboe y de violonchelo, en octavas, interpretan la triste música. El solo de violín borda una ornamentación en la parte central (Re mayor).
Un acorde en La mayor nos conduce al Scherzo, cuyo tema principal es en efecto una escala que se eleva y desciende. El Trío en Si bemol, es concedido a los instrumentos de viento y es repetido como una especie de coda transición al final. El último se presenta en Re y está basado en una variación algo marcial del primer movimiento. Escuchamos después lo que parece ser un cantábile segundo tema, y luego el auténtico segundo tema La mayor. Un sforzando al unísono, en Sol natural, señala el desarrollo formal, y tras la introducción de otra figura musical nos conduce a la coda. Las últimas páginas del final se convierten en presto, sin perder por ello lo mas mínimo de dignidad o equilibrio.

Robert Schumann Sinfonía nº 4 en re mayor, opus 120.Vienner Philharmoniker. Leonard Bernstein




4 comentarios:

q u i n o ƒ ƒ dijo...

¡Una sinfonía gloriosa, la Cuarta! Rosa, gracias por esta entrada; interesantísimos asertos los del Dr. Frankenstein. La versión original de la sinfonía pude escucharla hace poco, en la versión de Harnoncourt y la Orquesta de Cámara Europea. Pero me decanto por la versión final, que tan bien dirigió Bernstein junto a la Filarmónica de Viena, y mejor aún Furtwängler en la histórica grabación de Mayo de 1953 con la Filarmónica de Berlín.

Un afectuoso saludo. ¡Felicitaciones por el gran nivel en que mantienes tu maravilloso blog!

Classic Musica dijo...

Hola Quinoff, has aparecido más veloz que Mercurio :)
Siempre he sentido una especial empatía hacia Schumann, su familia y las dramáticas circunstancias de sus vidas. Me gusta publicar comentarios que enaltecen su obra, ya que todavía es discutido como gran compositor.
La grabación que citas de Furtwängler la he escuchado en You-tube, es de referencia absoluta, impresionante.
Ah, y gracias por los elogios, con tantos que me van cayendo últimamente, mejor que vaya a escuchar el Réquiem de Brahms para conservar la humildad...

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Es que tu casa invita a pasar ;-)
La versión de Furt me impresiona, y especialmente la transición del 3º al 4º movimiento. Creo que sólo Celibidache borda ese momento con igual altura, no obstante las diferencias entre ambos músicos.
Como te comenté tiempo atrás, a Schumann lo "descubrí" no hace tanto, pero lo admiro totalmente, como hombre y como músico.
El Requiem de Brahms escúchalo con o sin motivo; nunca será en vano...
Un gran saludo!

Anónimo dijo...

Schumann impresionante compositor, escuchar sus sinfonias ha sido una experiencia inesperada, de una expresion profundamente personal, unica, un sturm und drang